C'era una volta il salotto
Seduta sullo scalino
dell'ingresso
ascolto il silenzio del
salotto
la stanza ha un aspetto
malaticcio
un colore ambrato,
pallido.
I ricordi sospirano
malinconici,
polvere su polvere,
starnutisco.
I tempi dell'abbondanza
sono finiti
i bagliori dell'argenteria
e
i bicchieri di champagne
appaiono come istantanee
del passato.
Sommersa in un sonno di
pensieri,
invecchio.
Dal tetto rivoli di
lacrime cadono
una ciotola le raccoglie,
gore sui muri disegnano
mondi
in terra il marmo di
Carrara si spacca.
Una catena di insetti
sfila nelle crepe
la schiena curva
abbattuta.
I ragni ricamano con
destrezza tende di pizzo
e uno sfolgorio di luce
filtra dagli scuri.
I gechi passeggiano
indisturbati sui muri,
con il loro andamento
leggero.
La gola si strozza
singhiozzo.
Fantasmi di belle signore
siedono sul vecchio divano
indurito
ascoltano una storia
d'amore.
Il carillon senza
ballerina gira sconsolato.
Fuori le foglie delle
palme
sfregano fra loro e il
tempo passa.
Versión
en español
Había
una vez una sala
Sentada en el escalón
de la entrada
escucho el silencio de la sala
la habitación
tiene un aspecto enfermizo
un color ámbar,
pálido.
Los recuerdos suspiran melancólicos,
polvo sobre el polvo, estornudo.
El tiempo de la abundancia terminó
el brillo de la plata y
las copas champañeras
aparecen como instantáneas
del pasado.
Sumida en un sueño
de pensamientos
envejezco.
Del techo un goteo de lágrimas
caen,
un tazón
las recoge,
manchas en el muro dibujan mundos
en el suelo el mármol
de Carrara se rompe.
Una cadena de insectos desfila en las
grietas
la espalda curva agobiada.
Las arañas
bordan con destreza cortinas de encaje
destellos de luz se filtran por las
persianas.
Las salamanquesas pasean en los muros,
con su andar de infinita levedad.
La garganta se ahoga
sollozo.
Fantasmas de bellas señoras
sentadas en el viejo diván
endurecido
escuchan una historia de amor.
El carrillón
sin bailarina gira desconsolado.
Afuera las hojas de las palmas
se frotan entre sí
y el tiempo pasa.
Adriana Altamirano
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